Hasta Tarifa
Esta ruta se fraguó en solitario y nada tenía que ver con lo que después terminó pasando.
En un principio, tenía planeado hacerla por el Pirineo Aragonés, pero tenía claro la dificultad de acertar con la climatología.
Por eso, decidí que aunque fuera horas antes, la salida tendría que ser prácticamente improvisada.
Ya lo hice así en mi primera ruta a los Pirineos Franceses.
Ví una ventana climatológica favorable y me fuí.
También tenía la experiencia de organizar con 3 meses de antelación la segunda ruta a los Pirineos Franceses, y esta vez el clima no nos acompañó.
Le comenté a mi amigo Chas lo que tenía pensado hacer y mi pretensión de irme sólo.
Rápidamente me dijo que se venía conmigo.
Tuve la reserva de hotel en Aínsa hasta la misma tarde del jueves, y con todo el dolor tuve que anular a hacer la ruta que tenía planificada por los Pirineos.
Así pues, como tenía claro que me quería ir de ruta, pues tiramos para el Sur, donde el clima si que acompañaba, mucho más de lo que pronosticaban las previsiones de los medios.
LA RUTA: 1514 KMS.
Viernes 17 de Abril
Teníamos claro que queríamos salir temprano para aprovechar la jornada.
Y así fue.
A las 08:30h. habíamos quedado en la churrería el Catalino, frente a la Puerta de Bisagra de Toledo.
Tras saludarnos y hacernos la foto de rigor, salimos a las 08:45h.
A buen ritmo, que digo, estupendo ritmo, y siguiendo a un Volvo que debía llevar el controlador de velocidad, fuimos escoltándolo hasta llegar a Despeñaperros donde elegí desviarme por el trazado antiguo, desierto de tráfico y una delicia para circular, por su buen firme y belleza del paisaje.
En el mirador Salto del Fraile paramos.
Las vistas de lo que siempre había sido un tormento a su paso, por el tráfico que soportaba, se había convertido en un paisaje digno de los mejores.
La semana anterior habíamos estado en Monfragüe a la caza visual de buítres.
En Despeñaperros tampoco se esconden.
Proseguimos ruta y nos dirigimos directamente hacia Sierra Nevada, en un subida de 30 kms. con un trazado digno de las mejores carreteras.
Sientes como poco a poco estás por encima de todo el mundo, por al altura que vamos alcanzando. Pasamos por una indicación de 2750 m. y subiendo.
Llegamos a la estación de Pradollano y no me pareció sufiente altura. Quería más.
Nos indicaron que podríamos seguir hasta la Hoya de la Mora, y hasta donde nos cerraron el acceso, pero ya podíamos divisar el Veleta al alcance de la mano. Estábamos junto al refugio del ejército.
En la foto, el pico nevado de la derecha.
Las vistas desde arriba eran impresionantes.
Aprovechamos para dejar la impronta del MCES en la nieve. Nuestro Motoclub Espíritu Satelis.
Chas se prepara para torear. Debió ser la falta de oxígeno. Ja, ja...
Enseña la muleta.
Y empieza a torear a su vaca, como cariñosamente le llama.
De un lado.
De otro.
Y tras una buena faena, entró a matar.
Finalmente, no la mató. Se hizo con ella y la indultó.
Tras la faena, iniciamos descenso, y a la vez que descendíamos, aumentaba la temperatura.
Yo tenía claro mi objetivo.
El mirador de San Nicolás, donde nos resfrecarímos y comeríamos, para después disfrutar con una de las vistas más bellas que haya presenciado. La Alhambra.
Hacía un calor horrible.
Tengo que reconocer que me costó convencer a Chas que merecía la pena dar un vuelta por las calles alrededor de la Catedral de Granada.
La verdad es que lo incómodo de la ropa junto con el calor hacía que uno se lo pensara.
Yo ya lo conocía y no me costó convencerlo de que merecía la pena.
Interrumpimos el paseo para tomar un té frío en una la de las múltiples teterías de la zona. Dentro de ellas te hacía sentir en otra zona geográfica.
Nos fuímos al entorno de la Catedral de Granada.
Podríamos haber entrado en la cripta de los Reyes Católicos pero al final no lo hicimos. Yo ya la conocía de otras ocasiones.
Nos metimos en el mercado de artesanía, un mini zoco o mini bazar. Muy pintoresco.
Tras la fugaz visita, y con un calor impresionante, salimos de Granada rumbo a Torremolinos, donde teníamos reservado alojamiento.
Tras de una serie de avatares que despues cuento, nos instalamos en el Hotel Villa Albero. Muy recomendable y bien situado, a tan sólo 300 m. de la Playa de la Carihuela.
Después nos fuímos a darnos un homenaje a la Playa de la Carihuela, donde elegí, porque lo conocía de otras ocasiones, este restaurante, aunque ya os aviso de que no os equivocais en ninguno.
Salpicón de marisco, unas coquinas increíbles (te las comes como las pipas), mejillones al vapor, y de postre, unas gambas a la plancha.
Todo ello con un buen vino y una copa final.
Teníamos que descansar y levantarnos temprano para lo siguiente que os voy a contar.
Sábado, 18 de Abril
Cuando salí de Toledo ví que la rueda de atrás estaba bastante apurada, pero aún tenía dibujo.
En Granada, al subir la moto a un bordillo me patinó algo y cuando le puse el caballete empecé a verle unos hilos blancos.
Creí que aguntaría pero Chas que venía detrás de mí, venía observando como esa ligerísima línea blanca se íba ensanchando conforme nos íbamos acercando a Torremolinos.
Cuando llegamos, con muy buen juicio, me aconsejó que tenía que cambiar esa rueda.
El miedo a que todo se fuera al garete creció y la sorpresa que habíamos pensado darle a Pacojima se destapó.
Le llamamos por si él conocía algún sitio donde poder cambiar una rueda en Cádiz en Sábado.
Ante la falta de seguridad, pensé, si no lo hay en Cádiz, lo más lógico es buscar en Málaga, que además de ser más grande, lo tenemos a 11 kms.
Dicho y hecho, contactamos con los Hermanos Navarro, que trabajaban los sábados y al contarle mi caso, me dijeron que me fuera a primera hora. A las 09:30h. tenía mi rueda cambiada. Y a un precio espectacular, con un 30% de descuento.
Muchísimas gracias a Hermanos Navarro por la celeridad y buen trato. Si, señor!!!
En la primera foto, cuando salimos de Granada.
En la segunda cuando llegamos a Torremolinos.
Y cuatro tostadas después, ....
En la foto sólo se aprecia la cuarta parte de la tostada. Cayeron de la típica manteca colorá, de paté a la pimienta, y hasta alguno se atrevió con un montado de jamón para amenizar la espera.
Mi niña con zapato nuevo.
Ahora sí que podíamos ir tranquilos y al fin del mundo y más allá.
Reanudamos marcha por la A-7, evitando los peajes. El trazado y el paisaje muy cerca de la costa muy bonito, aunque tengo que reconocer que los últimos 30 kms. se me hicieron interminables, con rotondas tras rotondas, como si se las hubiesen regalado.
Nuestro objetivo, Gibraltar.
Pensamos pasar la Verja pero de pronto Chas decidió que no.
Pues nada, ya volveremos cuando sea español.
Siguiente objetivo, Tarifa.
Por una carretera cada vez más serpenteante, subiendo y bajando algún puerto, llegamos a Tarifa, donde paradójicamente, el viento no soplaba.
Estábamos en el punto más al Sur de la península.
La BMW de Chas parece que se queda con las ganas de seguir al Sur.
Pasamos por pueblos preciosos, ya desde la carretera, como Vejer de la Frontera.
Por fin, llegamos al Bar Restaurante La Entrada, que regentan nuestros amigos Paco y Puri.
Me río yo de los menús degustación que algunos restaurantes.
Comimos de tapas, pero que tapas.
Me comí los mejores boquerones rebozados que he comido nunca. Tanto que para la cena le pedí otra ración.
Una imagen vale más que mil palabras.
También la de sus amigos que nos acompañaron en todo momento. Una pasada.
Seguimos con unos refrescos.
Tras todo esto, la cena.
Debe ser que como el Bar se llama la Entrada, no éramos capaces de encontrar la Salida.
No habíamos ído aún al hotel y no era cuestión de ir con la moto.
Los amigos de Paco y Puri nos llevaron al hotel y nuestras monturas durmieron en el Bar la Entrada.
Todo un espectáculo.
Domingo, 19 de Abril
Al día siguiente, sin hora ni prisa, pero conscientes de que teníamos una buena tirada de kms. de vuelta, desayunamos con Paco y Puri, y tras la despedida, partimos.
Quiero agradecer especialmente la hospitalidad que nos ofrecieron y el cariño con que nos trataron.
MUCHAS GRACIAS, AMIG@S!
A las 10:30h. Salimos.
Elegimos al ruta de la Plata para volver a casa. Antes ya habíamos cogido el peaje de la A-4.
La vuelta fué larga y tediosa, como era de esperar, a pesar del buen ritmo que llevamos todo el camino, con bastantes síntomas de cansancio acumulado de días anteriores, pero con la alegría de haber disfrutado de lo lindo con todo lo visitado y vivido.
Paramos a comer en las Miajadas.
A las 17 h. llegué a casa justo cuando estaba saliendo el GP de Fórmula 1.
Gracias a Chas, porque finalmente fué un acierto que me acompañara.
A ver para cuando la siguiente.
Quizás los Pirineos Aragoneses, por fin!!!!!
Espero que os haya gustado.
Preciosa ruta y magníficamente contada ...como siempre. A seguir haciendo kms, para que sigamos disfrutando de tus crónicas.
ResponderEliminarBuena ruta y buena compañia.... No hace falta mas.
ResponderEliminarPara la proxima intentare estar.
Un abrazo fuerte.
Buena ruta, que bien os lo montáis granujas..
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