Costa Oeste de Asturias

Pues como no tuve bastante con la ruta con la Vespa, que me dejó algo tocado, esa misma tarde planeé hacer una ruta larga de verdad.

Miré el tiempo. Iba a hacer un calor horroroso, como lo estaba haciendo en esos días.
Pero pensé, si salgo temprano lo esquivo y para cuando esté cerca de Oviedo, ya habrá bajado la temperatura.

Y una leche.
Ni salí temprano, que salí a las 11:20h. y fuí todo el camino entre 33º y 30º.
Oviedo, a las 15:30h. me recibió con 30º.

El camino con un tráfico intensísimo, como corresponde a al 3 de Agosto.
Pero se me dió bien. Se me íban apartando. Je, je...

LA RUTA: 1375 kms.

La ruta se desarrolla en dos días excasos, pero me dió tiempo a ver muchas cosas.

Es lo que tiene ir sólo, que te cunde mucho, hasta que te aburres de estar sólo, claro!

Día 3 de Agosto

Como he dicho antes, llegué a Oviedo a las 15:30h.

Cansado y con mucho calor.

Lo primero comer.

Me fuí al casco antiguo de Oviedo y no me compliqué la vida.

Ví un menú que ofrecían fabada y fué el ideal.

Después, unos escalopines al cabrales.

Para rebajar, un paseìto por Oviedo.

Elegante como pocas ciudades he visto. Llena casas señoriales.

La Plaza del Fontán.

La Catedral de Oviedo.

Y claro, dejé la impronta de nuestro motoclub.

Seguidamente, me dirigí a mi segundo destino. 

El Anglirú, la mítica cima que suben en la vuelta ciclista a España, no por su altura final, sino por sus porcentajes de inclinación, que llegan incluso al 23%.

Obviamente, en moto se sube mejor, pero era alucinante ver por donde es capaz de subir una persona en bicicleta.

En determinadas curvas, con esas pendientes, yo íba pensando: 

Por favor, por favor, que no se me cale ahora!!!!

Pero las vistas, impresionantes!

Conforme ascendía, se íban formando nubes que se acercaban a la cima, y que además, íban descendiendo ellas, como si vinieran a mi encuentro. Y así fué,

Cuando estaba a un km de la cima, íba circulando entre las nubes.

Esto es lo que se veía, apenas a 50 metros.

Por cierto, Chas!

Esas vacas me dieron recuerdos para tu moto. Ja, ja...

A la vez que yo descendía, lo hacía el sol y por ende, la temperatura.

Me tuve que poner el forro.

Pero seguía disfruntando del paisaje.

Siguiente destino, Tapies de Casariego.

Había quedado allí para cenar.

Todo el viaje con esa llovizna o calabobos que hacía incómodo el viaje, ya cansado, pero la verdad, el buen trazado de la A-8 y la protección que te dá la FJR hizo que no me mojara nada.

Pero lo que no mojé en ruta, me puse chorreando cuando paré en Tapies, echando esta foto en el puerto y buscando el hotel.

La cena no decepcionó. Restaurante La Terraza.

Todo buenísimo y de calidad.

Después al hotel a descansar.

Día 4 de Agosto

No tuve prisa para levantarme.

Amaneció un día muy bonito, parcialmente nublado.

Me fuí pasendo por el paseo marítimo de Tapies, precioso. 

Llegué hasta el puerto, donde desayuné viendo los barquitos, con el sonido de las gaviotas...

El caso es que no me acuerdo lo que desayuné, seguramente porque no mereció la pena, pero os puedo asegurar que el lugar lo merece.

Reemprendí camino y me desvié en Navia, pero creo que no le supe sacar partido, o no le dediqué el tiempo necesario, más bien.

Así que me fuí a un valor seguro que ya conocía. Luarca.

Las fotos lo dicen todo.

No sabía si comer allí, pero me tomé una cervecita 0,0 y continúe hasta Cudillero para hacer hambre.

Otro pueblo precioso, por su entorno y colorido.

Allí comí.

No me compliqué.

El Restaurante del Puerto, que seguramente no fuera el mejor, pero querìa comer mirando al mar.

Cuando decidí partir, la temperatura comenzó a bajar.

Seguí bordeando la costa hasta llegar un entorno paisajístico impresionante. 

Me estoy refiriendo a Cabo Peñas.

Allí se puede observar belleza de todo tipo, desde los acantiladados impresionantes, prados verdes, vegetación autóctona de singular belleza, y una paz que invita a tomarse un buen rato disfrutando del paisaje.

El plan del día no lo tenía cerrado.

Me habían vuelto a invitar a cenar en Tapies de Casariego.

Pero eso me suponía hacer otros 100 kms. que tendría que deshacer al día siguiente.

Luanco lo tenía a menos de 15 kms. y era otro destino que tenía en mente.

Así que cancelé la cena y me dirigí a Luanco.

Me dieron un palo por la habitación, pero es lo que tiene estar cansado y no tener ganas de buscar más.

Mereció la pena. Vistas al mar y en pleno centro de Luanco. Hotel Playa de Luanco.

Desde su terraza, si se me caía el móvil, íba directo al mar. La verdad es que daba un poco de cosilla.

Luando es precioso y elegante.

 

Con su pequeño puerto pesquero y sus casas de pescadores.

 

Cené en el Restaurante La Ribera, del mismo propietario del hotel, en el mismo paseo marítimo.

Me harté de Zamburriñas y para rematar me trinqué un Cachopo con salsa de Cabrales que lo estuve recordando toda la noche.

El camarero, de vez en cuando, se paseaba por la mesa para preguntarme:

¿Qué?

¿Vá bajando el cachopín?

Creo que pedí mucho para mí sólo.

Para terminar, no me puede ni tomar un Gin Tonic.

Entre el frío que hacía en la terraza y lo lleno que estaba, lo cambié por una menta-poleo.

Ja, ja...

Me fuí a dormir, o a intentarlo, porque la digestión llevaría su tiempo.

Día 5 de Agosto

Había puesto el despertador para levantarme pronto.

Como había dicho al principio, uno está bien sólo hasta que te aburres y empiezas a echar a personas de menos.

Así que, ni desayuné, y salí a las 08:15h.

Quería llegar para comer en Toledo.

Antes, aprovechando que las calles estaban desiertas, eché algunas fotos.

Salí con 15 grados que más o menos se mantuvieron hasta casi León.

A la altura de Tordesillas paré a desayunar, y a partir de Arévalo comenzó a subir la temperatura por encima de los 28º hasta los 34º con los que llegué a Toledo.

Eran las 12:50h.

Espero que os haya gustado, aunque lo mejor, como no, es vivirlo.